En Bolivia, principalmente en el occidente, (Altiplano y Valles) el 80% de las tierras cultivables constituyen pequeñas parcelas entre 1 y 3 Hectáreas. Familias campesinas aferradas a esta pequeña porción de terrenos agrícolas constituida por una reforma agraria que instituyó el minifundio, no permite desarrollar políticas territoriales para el desarrollo agropecuario integral.
La disminución de la producción agrícola es evidente, el legado de división por sucesión ha llegado a extremos que de los padres originalmente propietarios de tierras, heredan a sus descendientes mini parcelas que han derivado que en Bolivia algunos compatriotas, apenas son dueños de surcos o el denominado surcofundio.
Según investigaciones la problemática del minifundio en el occidente de Bolivia genera un proceso de desertificación de las tierras, por tanto existen bajos ingresos por cosecha y deriva en una migración masiva del campo a las principales ciudades y el exterior del país en busca de mejores oportunidades.
Para entender el Minidunio, los campesinos minifundistas son todos aquellos pequeños productores cuyos ingresos, originados de las más variadas fuentes, les permite una precaria subsistencia., poseen menor cantidad de tierra. Viven en áreas de pobreza y mayormente emigran a las ciudades
En el otro extremo del conflicto de cesión agraria de tierras a la población que trabaja en el agro en el oriente, grandes extensiones de tierras han sido otorgadas y debido al tamaño de los predios se han constituido en latifundios improductivos y excepciones empresariales agropecuarias que actualmente tienen una capacidad productiva de alimentos esenciales que no abastece el mercado interno y escasas excepciones de productores que exportan cultivos de materia prima para compañías y empresas de alimentos en países limítrofes.
Hablando de minifundio, según datos de investigaciones realizadas por ONGs que trabajan con la temática de tierras, se conoce que el 82, 5% del total de las tierras cultivables en el Altiplano en predios de 0 a 1 Ha. y el 43,5% del total de tierras en Valles corresponde a pequeños productores en la misma proporción de terrenos. La concentración de pequeñas parcelas constituye un obstáculo de política pública para desarrollar estas regiones. La reversión o agrupación de predios es un proceso de gestión territorial que requiere el empoderamiento de las comunidades originarias para ejercer procesos productivos que impulsen la asociación y salir de la subsistencia hacia sistemas agro alimentarios con posibilidades de abastecimiento del mercado interno de alimentos y exportación.
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